Por M.B.
Es una
pregunta que sustenta la condición humana: la que nos hace la única especie
consciente de su propio fin. Por muy única que sea la pregunta, las respuestas
culturales y científicas a la misma son de una diversidad sorprendente.
La creencia en una vida
después de la muerte contrasta con la creencia en el olvido tras la muerte.
Desde la perspectiva
científica, la muerte es concebida como el término y el límite de la vida, en
donde el organismo es incapaz de sostener su homeostasis, sobreviniendo así el
daño definitivo y el cese de todas las funciones vitales¹.
Desde algunos puntos de
vista religiosos de la india, la persona puede renacer en este mundo y comenzar
el ciclo de vida de nuevo, probablemente sin memoria de lo que ha hecho en el
pasado. Estos renacimientos y muertes pueden tener lugar una y otra vez de
forma continua hasta que el individuo consigue entrar en un reino espiritual o
en otro mundo.
Los teístas suelen
creer que algún tipo de vida posterior espera a las personas cuando mueren. Los
miembros de algunas religiones generalmente no teístas tienden a creer en una
vida después de la muerte, pero sin referencia a una deidad. Los Saduceos eran
una antigua secta judía que en general creía que había un dios pero que no
existía después de la muerte. Muchas religiones, si creen en la existencia del
alma en otro mundo, como el cristianismo, el islam y muchos sistemas de
creencias paganas, como en la reencarnación, como muchas formas de hinduismo y
budismo, creen que el estatus de la persona en el más allá es una consecuencia
de su conducta durante la vida.
Algunos sistemas de
creencias, sostienen que los muertos van a un lugar específico después de la
muerte, (el cielo o el infierno, dependiendo de la religión), determinado por
Dios u otro juicio divino, en función de sus acciones o creencias durante la
vida. Por ejemplo: los antiguos egipcios creían que
el alma del difunto viajaba al Más Allá y que esta se tenía que enfrentar al
juicio que era realizado por parte de un tribunal presidido por Osiris, dios de
los muertos. Un juicio que valoraba la rectitud y virtuosidad de la persona; en
el caso de resultar favorable el acceso a la inmortalidad estaba garantizado y
de no ser así, perecía irremediablemente.
Según
las creencias de algunas religiones, el
cielo se describe a menudo como un "lugar superior", el más sagrado,
un paraíso, condicionalmente accesible por el ser terrenal de acuerdo con
diversas normas de divinidad, bondad, piedad; fe u otras virtudes o creencias correctas
o simplemente la voluntad de dios. Mientras
que el infierno se representa como un castigo a los pecados. Típicamente, estas
tradiciones sitúan el infierno en otra dimensión o bajo la superficie terrestre
y suelen incluir entradas al infierno desde la tierra de los vivos.
Más allá de todas estas
creencias, hay gente que cree que la idea de “Vida después de la Muerte”, es
algo que creamos para aminorar el miedo que nos da el no saber lo que en
realidad hay después de la muerte.
En varios aspectos de
la vida diaria nos podemos encontrar las respuestas que la gente ha formulado,
referentes a esta incógnita; como por ejemplo en la literatura. Donde en el
libro “Buscando a Alaska” ², se menciona
que las personas no morimos, ya que estamos hechos de energía y esta nunca se
crea ni se destruye, solo cambia de forma, tamaño o manifestación.
Bibliografía
y Notas.
1)
(García-Rillo,
García-Pérez y Duarte, 2012).
2)
Buscando Alaska,
John Green.
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