sábado, 15 de octubre de 2022

¿Y después de la escuela, ¿qué?

 


Por E.A.

Una pregunta que me genera estrés de solo pensarla: qué voy a hacer de mi vida, quién quiero ser y cómo lo voy a logar.

Todo el mundo quiere ser millonario, y yo también. Pero también quiero ser feliz y vivir de algo que me haga feliz; Y aunque tengo el 98% de seguridad en mí misma de que lo voy a logar, ese 2% es la duda de: ¿Lo conseguiré? ¿Podré vivir de lo que me gusta?

Estas preguntas tienen respuesta que van a llegar con el tiempo, lo que puedo hacer yo ahora, es construir esa respuesta.  Sin embargo, hay ciertos peros en el desarrollo de esa elección. Los padres, la salida laboral y el dinero. Una vez leí en la parte de carreras en el diario Clarín: “Es muy importante que los chicos busquen sentirse felices, no solamente que se sientan realizados por obtener un título, sino más bien por lo que van a ser (…) muchas veces se prioriza la parte económica, pero es más importante priorizar lo que a ellos los hace felices, de hecho el cerebro busca constantemente ser feliz y reducir el dolor y cuando eso no sucede y se termina escogiendo una carrera por el dinero que les pueda llegar a dar, por comodidad, o por complacer a los padres, tarde o temprano, cuando finalice la carrera, ese chico se va a sentir infeliz y lo más probable es que no ejerza esa profesión.”

A lo que yo pienso por qué. Por qué vivimos la vida privándonos de cosas que queremos hacer, si es solo una y la tenemos que disfrutar… La mayoría de los adultos viven diciendo esto ya que o no trabajaron de lo que soñaron, o no ven reflejado en nosotros (los adolescentes) lo que ellos planearon en su pasado para nuestro futuro. Después de esto, me decidí en, 1: no ser tan impulsiva y 2: ser siempre yo misma, y la verdad que me está ayudando

Otra frase que rescato en base a este tema, es la del 3er capítulo de “Ética para Amador” de Fernando Savater, que dice: “Libertad es poder decir «sí» o «no»; lo hago o no lo hago, digan lo que digan los demás, esto me conviene y lo quiero, aquello no me conviene y por lo tanto no lo quiero. Libertad es decidir, pero también, no lo olvides, darte cuenta de que estás decidiendo.” Esto es completamente cierto. Hay que decidir las cosas porque nosotros la queremos, no para complacer a los demás. A veces me pasa que hago algo sólo porque lo hacen los demás, entonces es como ir en filita india con un grupo, decidiendo algo que quizá no es la que yo quería en un comienzo. Y ahí es cuando llega la culpa, porque no es la de nadie más, sino mía, porque yo decidí eso, y ahora me tengo que atener a las consecuencias. Por eso hace tiempo me propuse elegir yo, lo que me hace bien de lo que no disfruto, alejarme de cosas que no suman nada a mi vida y ser yo la que elija qué quiero; y también animarme.

En Argentina (según infobae) el 40% de los estudiantes universitarios abandona o cambia de carrera tras el primer año. Después de investigar esto, me di cuenta que no estoy tan errada. Y tengo miedo por eso. Claramente no sé las razones por las cuales ese 40% de estudiantes dejó la carrera pero puedo suponer que es por la economía financiera y los gastos que conlleva asistir a una universidad, porque se dejó llevar en la decisión y eligió a las apuradas, por obligación de los padres o porque se arrepintió y terminó odiando su elección. Por eso, hay que elegir bien, decidir con coherencia y ser consciente de lo que quiero para mi  vida. Obvio, si no me termina gustando por a o por b, son cosas que pasan y está bien. Lo que no está bien es dejarla porque otros hayan decidido por mí. Lo que está mal de eso no es dejar la carrera es haber dejado que otros influyan en una elección que tiene que ser 100% mía.

Hace tiempo entendí… Soy yo la que tiene poder de decisión sobre mi futuro y lo mejor para él. Hay que saber hablarlo, expresarlo y lograrlo. Voy a luchar por lo que quiero y confiar en mí para conseguirlo. Claro que esto no va a ser fácil, pero sé que puedo.




 

 

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