Por M.A.M.
La pregunta acerca de ¿qué es el bien y qué es el mal? se remonta desde la existencia del ser humano... El temor de no saber si somos lo suficientemente buenos o si somos demasiado malos, nos atormenta constantemente.
Por M.A.M.
La pregunta acerca de ¿qué es el bien y qué es el mal? se remonta desde la existencia del ser humano... El temor de no saber si somos lo suficientemente buenos o si somos demasiado malos, nos atormenta constantemente.
Por V.C.
La autoestima es la denominación del amor
propio, es la percepción emocional profunda que las personas tienen de sí
mismas. Elegí este tema porque
me parece muy importante el amor propio.me parece un tema del cual debemos
hablar sobre ello,el amor propio es algo de lo que sufren varios
adolescentes,basicamente es la evaluación perceptiva de nosotros mismos.Para
ello, analizaremos los elementos que componen una autoestima bien definida,
además, se evidenciaran datos concretos, desde el punto de vista de expertos
que han obtenido grandes logros y conocimientos en dicho tema.
Desde los primeros 5 o 6 años de crecimiento,
el ser humano, en su etapa de formación, empieza a establecer un concepto de
como nos ven nuestros mayores (padres, maestros, compañeros y amigos),desde ese
momento los mayores empiezan a hacer comentarios sobre el cuerpo o personalidad
del niño. Nosotros empezamos a moldear nuestra personalidad en el ambiente
familiar,transmitiendo
los valores y normas adquiridas dentro de éste contexto.
Es de esta forma como el amor propio se
convierte en una base fundamental en el ser humano para relacionarse con los
demás y para sentirse satisfecho por su comportamiento adecuado y logros que ha
obtenido. Con ello tal como lo expresa Nathaniel Branden: “Los logros
productivos son una consecuencia y expresión de salud y autoestima”. Es aquí donde se puede hablar de una
autoestima bien definida.
En la actualidad, muchas de las heridas emocionales
que tiene una persona producidas en su niñez, pueden causar trastornos
psicológicos emocionales y físicos, y producir dificultades en la vida de las
mismas (conflictos serios en el trabajo, disminución de la energía y de la
capacidad creativa, relaciones matrimoniales desastrosas, no poder hacer amigos
o conservarlos, poco entendimiento con las hijas e hijos). Además, obstaculizar
las decisiones que se tomen en situaciones que lo ameriten.
Partiendo de esto, se crean todo tipo de
inquietudes en relación con los conflictos que muchos individuos aún luego de
muchos años guardan dentro de su ser, se convierten en un elemento vital para
su desempeño diario como el mismo corazón, pero es en este momento donde juega
un papel importante el entorno en donde éste se encuentre y ¿Por qué no el más
cercano o sea, la familia?.
En conclusión, una autoestima bien
fundamentada y con bases sólidas en la familia, permite enfrentar la vida con mayor
confianza y tranquilidad y refleja, de esta manera, ante una sociedad dispuesta
a cualquier tipo de cambios un ser humano más seguro de sí mismo y encaminado a
unas metas claras en donde el miedo y la inseguridad hagan por fin parte de su
pasado.
Primero me gustaría comenzar con una pregunta
que muchos de nosotros puede llegar a plantearse, ¿lo bueno y lo malo depende
de las acciones que nosotros hacemos?
Yo creo que en cierto punto sí, depende de
nosotros, depende de la situación y la manera en que respondamos ante eso,
depende de la reacción que tengamos en ese momento. No todo lo que nos sucede depende de nosotros, no lo
que nos pasa debe ser bueno, ni tampoco debe ser malo.
Lo que nos rodea, también es parte de nuestra
vida. Siento que si cambian las cosas, las personas, las situaciones que están
en nuestro alrededor, cambia totalmente.
Todo cambia, día tras día.
Pero ahora... ¿qué es lo bueno y qué es lo
malo? Voy a responder desde mi punto de vista; muchas otras personas pueden
tener diferentes opiniones y diferentes puntos de vista, ya que como dije
antes, cada uno tiene una vida distinta a las demás. El yin y el yang (Es un principio filosófico y
religioso que explica la existencia de dos fuerzas opuestas pero
complementarias a la vez) me parecen una buena representación para responder
a esta pregunta.
Siento que lo malo son aquellos errores que
cometemos, que a veces, no nos damos cuenta; otras veces sí pero no hacemos
nada para arreglarlo y hay veces que realmente debemos o queremos arreglar ese
error porque necesitamos solucionar las cosas.
Muchas veces, hay momentos en la vida que
cometemos un error al que luego nos arrepentimos profundamente, como pelearnos
con alguien cercano a nosotros, un amigo/a, un familiar o simplemente una
persona especial.
Lo bueno, son todos aquellos momentos en los
que nos sentimos realmente bien con las acciones que hacemos, con las personas
que están alrededor de nosotros, cuando nos sentimos muy bien. Siento que
muchas veces, esto trae mucha felicidad, pero... ¿si alguno de nuestros
recuerdos buenos y felices se llega a convertir en un recuerdo malo y triste? Esta pregunta me hace pensar que tal vez el
bien no puede existir sin el mal y que el mal no puede existir sin el bien.
Por eso mismo lo represento con el yin y el
yang. Se dice que la tristeza puede ser
el primer paso a la felicidad o viceversa, que la felicidad puede convertirse
en tristeza.
Por eso, lo bueno y lo malo, siempre se van a
complementar y equilibrar como el yin y el yang. ☯
Por J.S.
En ocasiones, me he encontrado
haciendo chipa que, a menudo, cocinaba con mi abuelo, reproduciendo lo que él
me enseñó.
Mi abuelo ya no está físicamente,
pero se presenta en mi vida con frecuencia. En un principio, me afligía o me
parecía insólito, pero con el paso del tiempo y la continuidad se me ha ido
convirtiendo en una forma de entender la muerte. Como dijo el escritor venezolano
Julio Túpac Cabello: “No importa lo que de la muerte podamos prefigurarnos o
no, lo que científicamente se conozca o desconozca, la muerte ocurre”
Gente fundamental en nuestra
vida, amada y entrañable se va físicamente para siempre, y ese dolor que nos
mueve de arriba abajo, a todos nos atropella. Y nadie te cuenta, como parte
natural de la vida, que eso ocurrirá.
He sabido, como la mayoría, sobre
anécdotas de personas que han tenido experiencias con personas cercanas o
desconocidas y que se comunican con ellas estando fallecidas.
Algunas de estas experiencias nos
parecen cuestionables, pero otras resultan irrefutables, por la naturaleza de
su relato.
Esto sucede con Elizabeth Baralt,
quien ha escrito el libro “Amar más allá de la vida: carta a mi hijo, quien
murió para enseñarme a vivir”. En él Elizabeth cuenta que antes de morir, y
luego de una crisis asmática que lo mantuvo al borde de la muerte, su hijo
mayor le confesó que había estado en un lugar muy bello, tan bello del que no
quería regresar. Un tiempo después, luego de otro ataque de asma, la muerte se
lo llevó y le envió un mensaje a su hermano menor, por otros medios.
Estas son experiencias muy fuera
de este mundo para las que tenemos muy pocas herramientas para cuestionar o
pensar que en realidad no sucedió.
Pero a mí, no me suceden cosas
así, no tengo poderes ni él me transmite cosas en lenguajes inesperados.
Mi abuelo, simplemente, está
allí, acompañándome, y yo, simplemente, lo noto.
Me viene a la cabeza y hablo con
él, porque algo cotidiano me lo recuerda, porque me enseñó algo y al volverlo a
hacer los reproduzco. Él no se fue de mí, se fue de la vida, y eso por momentos
me genera una profunda e infinita tristeza. O a veces, como les sucede a
muchos, se me olvida que ha muerto. Es triste, pero la del olvido soy yo.
Hasta que se transforma en la
ausencia más presente en mi vida.
Por C.R.S.
Una vez escuche decir que “Te
quiero” y el “Te amo” no eran sinónimos, sino
antónimos, el “Te quiero” lo pide
todo, el “Te amo” lo da todo y de
eso se va a tratar el ensayo “El amor”.
El amor se puede ver de muchas
formas, amor de hermanos, amor de amigos u el amor familiar. Los humanos somos de las especies más
avanzadas, pero de alguna forma
somos menos inteligentes que los animales,
inteligentes emocionalmente, los
pingüinos son fieles a su pareja hasta la muerte, los cisnes eligen una pareja de por vida y los humanos
traicionamos la confianza a la persona que decimos que amamos.
El ser humano emocionalmente
hablando, puede llegar a ser muy
dañino, sabemos que puede lastimar
a otro pero no nos importa, podemos jugar con los sentimientos de otro y nos
sentimos “superior” a esa persona, pero
si juegan con nuestros sentimientos son crueles.
A veces nos queremos sentir
amados y estamos donde no nos corresponde. Como dijo Walter Riso “El amor no se
pide ni se implora se da, se
recibe y punto. Un amor que se
exige y se suplica es un atentado al amor propio''. O como dijo Enrique Rojas “La felicidad no es posible sin el
amor”. Otra linda frase de Rojas
es, “Amar a otra persona es desearle lo mejor, mirar por ella, tratarla de forma
excepcional, darle lo mejor de nosotros.” Es lindo sentirse amado y amar pero…primero
hay que amarse a uno mismo para amar de la mejor forma y tener responsabilidad
de lo que hacemos y de lo que decimos porque podemos lastimar. En conclusión, para poder amar, primero hay que amarse a uno mismo, aceptarse
tal como es uno mismo y ser feliz con uno mismo. Encontrar a la persona que vos sientas que es indicada y te haga
sentir bien y cómoda que te haga sacar la mejor parte de vos misma porque todas
las personas merecen a alguien que las traten bien y que las apoyen en todo y
nunca te dejen solo y lo mas importante te hagan sentirte cómoda o cómodo, bien
y feliz.
Por E.A.
Expresar los que sentimos, para algunos, puede ser un
desafío. Esto es algo con lo que suelo convivir la mayor parte del tiempo:
guardar lo que siento para mí misma y seguir como si nada pasara.
El hecho de no expresar lo que sentimos muchas veces se debe
al miedo al rechazo, miedo de decir
algo y que el otro crea que somos “raros”; que no tomen en cuenta lo que
aportamos o que minimicen lo que sentimos.
Sin embargo, estos sentimientos y/o emociones reprimidas
siempre encuentran una manera de manifestarse, lamentablemente lo hacen
lastimando y confundiendo a nuestro cuerpo, ya que “las emociones afectan a todo
nuestro organismo; nuestro cuerpo lucha por nuestra supervivencia y está
tratando de mantenernos seguros en todo momento”. Creemos que ocultando
lo que sentimos es mejor, pero nos hacemos más daño.
Según la psicóloga María Súnico:”Puede suceder que dichas
emociones persistan, que empeoren -es decir, que tengan más intensidad,
frecuencia o duración-, o que empecemos a manifestar conductas desadaptativas
para intentar neutralizarlas. Estos comportamientos pueden ir desde la rumia
(darle vueltas una y otra vez a lo mismo) hasta estrategias de evitación
(alcohol, drogas, medicación...)”.
Para evitar que tanto nuestro cuerpo como nuestra mente
sufran, debemos aceptar eso que sentimos, esas emociones que están ahí aunque
queramos sepultarlas en lo más profundo de nuestra mente, Súnico dice “La emoción aparece, pasa, puede que golpee
(a veces duele), pero siempre termina desapareciendo”.
Bibliografía:
Por L.C.
Por E.A.
Una pregunta que me genera estrés de solo pensarla: qué voy a
hacer de mi vida, quién quiero ser y cómo lo voy a logar.
Todo el mundo quiere ser millonario, y yo también. Pero
también quiero ser feliz y vivir de algo que me haga feliz; Y aunque tengo el
98% de seguridad en mí misma de que lo voy a logar, ese 2% es la duda de: ¿Lo
conseguiré? ¿Podré vivir de lo que me gusta?
Estas preguntas tienen respuesta que van a llegar con el
tiempo, lo que puedo hacer yo ahora, es construir esa respuesta. Sin embargo, hay ciertos peros en el
desarrollo de esa elección. Los padres, la salida laboral y el dinero. Una vez
leí en la parte de carreras en el diario
Clarín: “Es muy importante que los chicos busquen sentirse felices, no
solamente que se sientan realizados por obtener un título, sino más bien por lo
que van a ser (…) muchas veces se prioriza la parte económica, pero es más
importante priorizar lo que a ellos los hace felices, de hecho el cerebro busca
constantemente ser feliz y reducir el dolor y cuando eso no sucede y se termina
escogiendo una carrera por el dinero que les pueda llegar a dar, por comodidad,
o por complacer a los padres, tarde o temprano, cuando finalice la carrera, ese
chico se va a sentir infeliz y lo más probable es que no ejerza esa profesión.”
A lo que yo pienso por qué. Por qué vivimos la vida
privándonos de cosas que queremos hacer, si es solo una y la tenemos que
disfrutar… La mayoría de los adultos viven diciendo esto ya que o no trabajaron
de lo que soñaron, o no ven reflejado en nosotros (los adolescentes) lo que
ellos planearon en su pasado para nuestro futuro. Después de esto, me decidí en,
1: no ser tan impulsiva y 2: ser siempre yo misma, y la verdad que me está
ayudando
Otra frase que rescato en base a este tema, es la del 3er
capítulo de “Ética para Amador” de Fernando Savater, que dice: “Libertad es
poder decir «sí» o «no»; lo hago o no lo hago, digan lo que digan los demás,
esto me conviene y lo quiero, aquello no me conviene y por lo tanto no lo
quiero. Libertad es decidir, pero también, no lo olvides, darte cuenta de que
estás decidiendo.” Esto es completamente cierto. Hay que decidir las cosas
porque nosotros la queremos, no para complacer a los demás. A veces me pasa que
hago algo sólo porque lo hacen los demás, entonces es como ir en filita india
con un grupo, decidiendo algo que quizá no es la que yo quería en un comienzo.
Y ahí es cuando llega la culpa, porque no es la de nadie más, sino mía, porque
yo decidí eso, y ahora me tengo que atener a las consecuencias. Por eso hace
tiempo me propuse elegir yo, lo que me hace bien de lo que no disfruto,
alejarme de cosas que no suman nada a mi vida y ser yo la que elija qué quiero;
y también animarme.
En Argentina (según infobae) el 40% de los estudiantes
universitarios abandona o cambia de carrera tras el primer año. Después de
investigar esto, me di cuenta que no estoy tan errada. Y tengo miedo por eso. Claramente
no sé las razones por las cuales ese 40% de estudiantes dejó la carrera pero
puedo suponer que es por la economía financiera y los gastos que conlleva
asistir a una universidad, porque se dejó llevar en la decisión y eligió a las
apuradas, por obligación de los padres o porque se arrepintió y terminó odiando
su elección. Por eso, hay que elegir bien, decidir con coherencia y ser
consciente de lo que quiero para mi
vida. Obvio, si no me termina gustando por a o por b, son cosas que
pasan y está bien. Lo que no está bien es dejarla porque otros hayan decidido
por mí. Lo que está mal de eso no es dejar la carrera es haber dejado que otros
influyan en una elección que tiene que ser 100% mía.
Hace tiempo entendí… Soy yo la que tiene poder de decisión
sobre mi futuro y lo mejor para él. Hay que saber hablarlo, expresarlo y lograrlo.
Voy a luchar por lo que quiero y confiar en mí para conseguirlo. Claro que esto
no va a ser fácil, pero sé que puedo.
El
dibujo en mi vida
Por L.P.
Sería
bastante innecesario iniciar este ensayo con la pregunta de “¿Que es el
dibujo?”, ya que es una actividad cotidiana que muchos hacen a menudo o hacían
de pequeños. Una actividad que hasta tiene su propia materia, plástica o
también conocida como artes visuales, así que prefiero iniciar con la pregunta
de “¿Qué hizo el dibujo en mí?”.
Desde
pequeña dibujaba, eran dibujos muy simples, y a causa de esto hacia muchos dibujos
de forma diaria, como unos 3 o 4. No eran de un tema en específico, podría
haber dibujado unos ponys en uno y al instante hacer otro de flores. La mayoría
se los mostraba a mi mama, quien siempre me felicitaba por estos y me alentaba
a dibujar mas y, en consecuencia, lo hice durante varios años.
A
medida que crecía me iba alejando del dibujo, no tenía mucha motivación para
hacerlo, no tenía razón para hacerlo, así que me estanque bastante. Solo
dibujaba cuando me lo pedían o cuando estaba sumamente aburrido y no me quedaba
mucho más que agarrar un lápiz y una hoja al zar y hacer todo lo que pasaba por
mi mente.
A
los casi 13 años encontré una motivación para dibujar, hace unos pocos años
había salido un videojuego que me fascino, por esta fascinación empecé a
dibujar mucho sobre los personajes de este juego. No solo eso, empecé a dibujar
mis propias versiones de estos y hasta personajes originales míos, algunos los
sigo dibujando cada cierto tiempo.
Con
el tiempo empecé a ver tutoriales para ir mejorando: de tomarme no mas de 10
minutos pasé a que me tomara 20, luego 30, 40, 50…hasta llegar ahora, que me
puede tomar alrededor de 2 a 4 horas un solo dibujo. Incluso con pequeños
dibujos o bocetos me empezaron a tomar mas tiempo. Con esto empecé a dibujar
menos nuevamente, ya que demandaba mucho tiempo que yo actualmente no tengo, así
que lo hago cada cierto tiempo.
Con el tiempo, 3 años, dibujando
aprendí que un dibujo puede tener diferentes fases, donde se puede experimentar
diferentes emociones. En la primera fase esta el boceto, donde generalmente te
ilusionas con el dibujo, le dedicas el mayor tiempo posible y al acabarlo sueles
pensar que es uno de los mejores dibujos que has hecho, y no deseas delinearlo,
por el miedo de arruinarlo.
Le sigue el
proceso de delineado, yo hago 2, uno con un lápiz de escribir claro y un lápiz
negro fuerte, y es donde más cuidado hay que tener con el pulso. Un movimiento
en falso y podrías dejar una marca en la hoja difícil de borrar y difícil de
disimular al momento de pintarlo.
En el
momento de pintar es un sentimiento de mucha mas tranquilidad, ya que el dibujo
para llegar al punto de coloreo, paso la fase del delineado de una forma
decente o que te anima a terminarlo pensando que va a quedar bien y que te va a
gustar. Además de simplemente pintar también se busca corregir algunos errores y
llegar a un mejor resultado.
Y
finalmente esta la fase del sombreado, la iluminación y donde se agregan
algunos detalles como el fondo. Es aquí donde sentís alegría, porque estas a
nada de terminar el dibujo, y ves que va dando un resultado que te gusta y, quien
sabe, podría convertirse en uno de tus mejores dibujos y una fuente sana de
orgullo y poder seguir mejorado en el ámbito.
Luego
de todo esto generalmente las personas los guardan en un lugar, algunos los
dejan por ahí y terminan perdiéndose. Al final de cuentas, el dibujo queda ahí,
y al día siguiente o en un tiempo se iniciara otro que, quien sabe, podría ser
mejor que este.
Por N.S.
Aprender a amar.
“Aprendemos a amar no cuando encontramos a la persona perfecta,
sino cuando llegamos a ver de manera perfecta a una persona imperfecta”.
Por: Sam Kenn (1931).
El amor, un sentimiento difícil de explicar y que en los
diccionarios el significado exacto no vamos a encontrarlo. Más que entenderlo
es necesario sentirlo, para así poder llegar a la gran inmensidad, del que
todas las personas enamoradas suelen mencionar, de los tantos sueños y
sensaciones en el cuerpo que llegan a soportar. De esa fuerza que nos mueve a
hacer, muchas veces, cosas impensables.
Todos nacemos con el impulso de creer y desarrollar este sentimiento,
como cuando recién somos niños y al dar nuestros primeros pasos sentimos confianza,
que nuestros padres están ahí para no soltarnos y que nos cuidarán si fallamos
en el intento, el amor consta de varias virtudes como la mencionada,
anteriormente, la confianza, esta que hace que creamos por la cual sentimos el inmenso
amor.
“–¿Qué es la confianza?
–Es permitirle a alguien que
tenga la posibilidad de lastimarte.
–¿Y por qué le permitiría eso a
alguien?
–Porque estarías completamente
seguro de que no lo haría.”
Cita de “Adiós,
humanidad” de Gonzalo Senestrari.
La confianza es uno de los sentimientos que mas necesitamos
cuando aprendemos a amar, ya que no muchas veces el amor es perfecto, cometemos
errores, desconfiamos, nos descuidamos a uno mismo o hacemos cosas impensables
solamente por otra persona, que algunas veces llegan a herirnos a nosotros
mismos.
¿Por qué aceptamos tantas cosas por amor? Las personas,
cuando amamos de verdad y tan ciegamente aceptamos muchas cosas y perdonamos
muchas otras, pero, ¿nos merecemos muchas de las cosas malas que recibimos,
solo por el amor? finalmente ese esfuerzo que dimos y que no fue correspondido
de la misma manera nos hace aceptar cosas que no son buenas para nuestra vida.
Muchas
veces nos esforzamos por personas que queremos o amamos y terminamos esperando
acciones o palabras que no siempre llegan. Nos enamoramos, pensamos que esa
persona es perfecta, pero después llegan los momentos en que no todo es “color
de rosa”, las mentiras, las decepciones; son cosas que muchas veces nos hacen
darnos cuenta de la realidad y de que no siempre tenemos que idealizar a una
persona.
Pero
finalmente, ¿cuándo es que aprendemos a amar? Aprendemos a amar cuando dejamos
de idealizar a una persona perfecta y aceptamos que no siempre vamos a tener lo
que queremos. Tener que aprender a aceptar los errores de el otro también tiene
que ver con saber cuando decir basta, el amor propio es fundamental para poder
aprender a amar.
Por M.B.
Es una
pregunta que sustenta la condición humana: la que nos hace la única especie
consciente de su propio fin. Por muy única que sea la pregunta, las respuestas
culturales y científicas a la misma son de una diversidad sorprendente.
La creencia en una vida
después de la muerte contrasta con la creencia en el olvido tras la muerte.
Desde la perspectiva
científica, la muerte es concebida como el término y el límite de la vida, en
donde el organismo es incapaz de sostener su homeostasis, sobreviniendo así el
daño definitivo y el cese de todas las funciones vitales¹.
Desde algunos puntos de
vista religiosos de la india, la persona puede renacer en este mundo y comenzar
el ciclo de vida de nuevo, probablemente sin memoria de lo que ha hecho en el
pasado. Estos renacimientos y muertes pueden tener lugar una y otra vez de
forma continua hasta que el individuo consigue entrar en un reino espiritual o
en otro mundo.
Los teístas suelen
creer que algún tipo de vida posterior espera a las personas cuando mueren. Los
miembros de algunas religiones generalmente no teístas tienden a creer en una
vida después de la muerte, pero sin referencia a una deidad. Los Saduceos eran
una antigua secta judía que en general creía que había un dios pero que no
existía después de la muerte. Muchas religiones, si creen en la existencia del
alma en otro mundo, como el cristianismo, el islam y muchos sistemas de
creencias paganas, como en la reencarnación, como muchas formas de hinduismo y
budismo, creen que el estatus de la persona en el más allá es una consecuencia
de su conducta durante la vida.
Algunos sistemas de
creencias, sostienen que los muertos van a un lugar específico después de la
muerte, (el cielo o el infierno, dependiendo de la religión), determinado por
Dios u otro juicio divino, en función de sus acciones o creencias durante la
vida. Por ejemplo: los antiguos egipcios creían que
el alma del difunto viajaba al Más Allá y que esta se tenía que enfrentar al
juicio que era realizado por parte de un tribunal presidido por Osiris, dios de
los muertos. Un juicio que valoraba la rectitud y virtuosidad de la persona; en
el caso de resultar favorable el acceso a la inmortalidad estaba garantizado y
de no ser así, perecía irremediablemente.
Según
las creencias de algunas religiones, el
cielo se describe a menudo como un "lugar superior", el más sagrado,
un paraíso, condicionalmente accesible por el ser terrenal de acuerdo con
diversas normas de divinidad, bondad, piedad; fe u otras virtudes o creencias correctas
o simplemente la voluntad de dios. Mientras
que el infierno se representa como un castigo a los pecados. Típicamente, estas
tradiciones sitúan el infierno en otra dimensión o bajo la superficie terrestre
y suelen incluir entradas al infierno desde la tierra de los vivos.
Más allá de todas estas
creencias, hay gente que cree que la idea de “Vida después de la Muerte”, es
algo que creamos para aminorar el miedo que nos da el no saber lo que en
realidad hay después de la muerte.
En varios aspectos de
la vida diaria nos podemos encontrar las respuestas que la gente ha formulado,
referentes a esta incógnita; como por ejemplo en la literatura. Donde en el
libro “Buscando a Alaska” ², se menciona
que las personas no morimos, ya que estamos hechos de energía y esta nunca se
crea ni se destruye, solo cambia de forma, tamaño o manifestación.
Bibliografía
y Notas.
1)
(García-Rillo,
García-Pérez y Duarte, 2012).
2)
Buscando Alaska,
John Green.
Por M.M.
¿Es en
serio que tendríamos que dejarnos de preocupar por el futuro o por el pasado?
El presente es
lo que existe y, como ente existente que es, podemos controlarlo. El pasado y
el futuro son tiempos que no están, que ya/todavía no existen. Vivir el
presente no significa únicamente dejar de pensar en el pasado o en el futuro.
También es aprender a sacarle el máximo provecho al aquí y ahora, disfrutarlo,
ser plenamente conscientes de ello.
¿qué esperamos
realmente del futuro si no actuamos en el presente?
El futuro no
existe porque nunca llega siempre será futuro y pensar en él, en lo que
sucederá en él, solo traerá angustia, desesperación, dolor y desolación. El
futuro nos hace perder tiempo valioso, porque pensando en él vamos postergando
lo que podríamos hacer en el presente. Pero no deberíamos preocuparnos por el
futuro o por el pasado, ya que, como comenté anteriormente, y como lo dice la
Dra. Iratxe López. Psicóloga Clínica:
“Pensar
demasiado en el futuro y el pasado, a menudo, son causas de estrés. Aunque un
poco de estrés puede ser beneficioso, el estrés crónico causado, en parte, por
no vivir en el momento presente, puede ser perjudicial para la salud mental,
física y emocional de una persona.”
Esas cosas que
antes no tenían significado cuando éramos pequeños, pero que ahora por alguna
razón si, ¿por qué será? Bueno, muchas veces nos hemos puesto a pensar acerca
de nuestro futuro, y es totalmente normal, ya que a partir de los 15 años o
incluso antes, los jóvenes comienzan a escuchar en el hogar y en la escuela que
las acciones que toman en la vida tienen consecuencias a veces permanentes.
No dejes para
mañana lo que puedas hacer hoy
Uno de los
proverbios, es decir, una frase de origen popular repetida tradicionalmente de
forma invariable, más conocidos y que quizás en alguna ocasión hayamos puesto
en práctica. Pero, ¿cuánto ha durado? Seguramente, tan solo un día o dos. Las
prisas, el estrés y la conciencia de pensar siempre en el futuro nos impiden
mirar a nuestro momento presente y ver lo que hemos conseguido hasta el
momento. Nos impiden disfrutar de nuestros logros, obligándonos a mirar siempre
más allá de nosotros.
Pensá que el
resumen de todo esto es que si quieres algo lo hagas realidad ahora. No pienses
en si lo podías haber hecho o en si lo harás otro día. El presente es lo que
cuenta, no permitas que tu vida pase delante de tus ojos sin sentido alguno. Una
vez que empieces a vivir el momento presente serás más consciente de las cosas
que son importantes para ti; serás más compasivo contigo mismo; dedicarás más
tiempo de calidad con aquellos que te rodean, y vivirás con propósito. Por
tanto, el secreto para que tu vida adquiera el significado que quieras darle es
actuar. No sueñes si tienes pensado dejar la vida pasar. La acción es lo que
cuenta, el aquí y el ahora es en lo que deberías pensar.
“Al final de todo, vos decidís si es mejor trabajar por el presente dependiendo o no del futuro y del pasado".
Por M.A.K.
3 de Octubre del 2022
“En realidad, solo existe el acto de amar, (…)
Significa dar vida, aumentar su vitalidad.
Es un proceso que se desarrolla
y se intensifica a si mismo”
- Erich Fromm
Se
vuelve tan importante cada palabra que sale de nuestra boca, cada movimiento…
cada sentimiento.
Se
vuelve tan importante que después de que pasan los días tomas conciencia de que
lo vivido, no se puede volver atrás. Ya lo viste, en tu historia paso a ser
pasado justo en el momento que sucedió.
Al
no poder volver atrás, se vuelve tan importante que se convierte en uno de tus
recuerdos más queridos por el resto de tu vida.
Se
termina convirtiendo en un anhelo, en un “ojala estuviera conmigo”, en un “desearía
que fuese infinito”
Como
dicen… “Nada es para siempre”, pero, ¿Y si no es así?¿Y si los sentimientos,
los vínculos creados con los demás, el amor hacia una mascota, las personas,
los recuerdos, vivencias y demás, fuesen para siempre?¿Que pararía?
De
seguro si le pregunto a una persona me diría que estoy loca! Que las personas
no son para siempre, que nada lo es. A lo que me vuelvo a plantear ¿Y sí, sí lo
fueron?
Lo
anterior que mencioné, para mí, si son eternas, y es para siempre lo que cada
uno elige que se haga y sea para siempre. Si amamos a tal punto a un ser, mi
amor, gratitud y bondad siempre van a ser iguales. Porque así lo elijo, y así
lo elijo sentir.
Me
preguntó, ¿Tendrá algún sentido que siempre se trate de malas situaciones y
feos sentimientos?¿O solo es mi vida así?¿O solo es que los demás la hacen
sentir así?¿Valdrán la pena verdaderamente ciertas personas? Muchas preguntas y
pocas respuestas que en este momento salen de mi cabeza.
La
vida siento que puede ser como un viaje en autopista. Un camino con kilómetros
de distancia hacia un final. Lleno de obstáculos y autos con una misma
particularidad de un objetivo por cumplir y meta por llegar. Entonces me atrevo
a decir (y comparar) con un camino el cual se puede volver difícil de
transcurrir e inexplicable de abordar.
Ojalá
fuese tan simple y fácil como manejar en una autopista, sin ningún obstáculo o
parada que interrumpa o dificulte seguir. Pero no, es así, por más esfuerzo que
le pongamos para evitarlo. “El camino es aquietar la mente e inducirla a qué se mire
así misma de manera realista Una mente
madura, equilibrada y que aprenda a perder. Una mente humilde, pero no
atontada. Una mente abierta al mundo, vigorosa y con los pies en la Tierra”
– Walter Risso
Con
el paso del tiempo aprendemos a vivir, a ser fuertes, valientes, entender a lo
demás, quererlos… hacerlos eternos.
Por
cada segundo que pasa es un caer y volver a levantarse, con la cabeza mirando
siempre para arriba. Con el corazón y mente dispuesta a todo sin importar
cuánto cueste.
Amar
hasta no sentir.
Extrañar
hasta olvidar.
Recordar
hasta morir;
Y
anhelar lo que no está.
Al
fin y al cabo el hombre vive buscando el sentido que toma vivir. A lo que
conlleva a preguntarme ¿En qué se basa la vida? ¿En pérdida?¿En dolor?¿En ser
personas fuertes de sentimientos?¿En superar?¿En busca de la felicidad?
Sin
embargo. Henry Miller dice “Hay que darle un sentido a la vida por el hecho mismo de
que la vida carece de sentido”
Por J.M. Los “casi algo” son esas relaciones donde uno de los dos suele salir lastimado emocionalmente, porque accede a perder para que ...